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martes, 3 de enero de 2012

Puede que se presenten mil tormentas encima de nuestras cabezas, pero aprenderemos a bucear bajo la lluvia. Al fin y al cabo, el sol siempre vuelve a salir. Se acerca de puntillas mientras dedico mi tiempo a sonreír a través del cristal. Intento hacerte saber que no hay nada más allá de tu mirada. Que no hay nada que se compare a ti. Te esperaría cada noche a 10 grados bajo cero, durante todos los años necesarios, sólo para que vinieras a darme el calor de tu abrazo. He conseguido unir todos los puntos del camino hacia tu corazón. Ya estoy instalada y ahora nos toca ser felices

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